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La investigación actual en calidad del trigo, parte del legado de Norman Borlaug

En el marco del natalicio del doctor Norman Borlaug, Premio Nobel de la Paz por sus trabajos de mejoramiento de trigo que salvaron millones de vidas de la hambruna, la investigadora María Itria Ibba habla sobre la importancia del Laboratorio de Calidad del Trigo del CIMMYT.

Por: Gabriela Morales BarrientosDivulgación-CIMMYT
21 de marzo de 2022

Texcoco, Edo. Méx.- Actualmente el 70% de los trigos a nivel global provienen de las investigaciones hechas en México desde el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Esta contribución a la seguridad alimentaria mundial es parte del legado del doctor Norman Borlaug (nacido el 25 de marzo de 1914), científico reconocido por haber ganado el Premio Nobel de la Paz en 1970 por sus trabajos de mejoramiento de trigo que permitieron incrementar la producción mundial de este cereal y evitar que más de mil millones de personas murieran a causa del hambre.

El doctor Norman Borlaug consideraba que para lograr la seguridad alimentaria de la humanidad se requiere contar con personas capacitadas para el mejoramiento de la agricultura. Por esta razón fomentó la creación de los primeros institutos de investigación y capacitación internacionales —entre ellos el CIMMYT— y apoyó decididamente la formación de nuevos científicos, a quienes solía decir que “la medida por la cual juzgaremos nuestro trabajo será el impacto en los campos de los agricultores y no las publicaciones científicas”. De esa forma instaba a los investigadores a luchar, desde sus campos de acción, en contra del hambre y la pobreza. 

María Itria Ibba es parte de una nueva generación de científicos del CIMMYT que continúan con el legado del doctor Norman Borlaug. De origen italiano, la doctora Itria se especializó en ciencias de cultivos y actualmente dirige los trabajos del Laboratorio de Calidad del Trigo del CIMMYT, ubicado en Texcoco, Estado de México, el cual es parte del programa de mejoramiento de trigo harinero y cristalino del CIMMYT, y desde donde se desarrollan trigos para las diferentes partes del mundo.

“Nuestro trabajo es importante para los productores mexicanos porque todas las líneas que se desarrollan, analizan y seleccionan aquí en el CIMMYT después se proporcionan a los investigadores (de instituciones como el INIFAP) o a otros productores y desarrolladores de líneas y variedades mexicanas que utilizan esta información para seleccionarlas y desarrollar al final variedades que sean mejores para la producción en diferentes lugares del país”, comenta la doctora Itria. 

A partir de las investigaciones del CIMMYT se han desarrollado muchas variedades de trigo, comenta la doctora Itria. Una de estas es la variedad Borlaug, llamada así precisamente en honor al doctor Norman Borlaug y que, de acuerdo con productores del norte de México, se trata de una semilla con excelente características agronómicas, calidad y reacción a enfermedades. “Es una variedad de trigo harinero muy común aquí en México y es básicamente una línea que desarrollamos nosotros y que fue liberada por el INIFAP y el Gobierno de México”, puntualiza la doctora Itria. 

Nosotros trabajamos mucho en la selección, en el mejoramiento de la calidad productiva, de la calidad de las proteínas, en el mejoramiento de la calidad panadera, de la calidad nutritiva del grano. Actualmente, por ejemplo, estamos trabajando mucho en el desarrollo e identificación de variedades que tengan un mayor contenido de fibra, así como en el desarrollo de líneas de trigo que tengan un mayor contenido de micronutrientes como hierro y zinc, fundamentales para el completo y apto desarrollo de nuestro sistema inmunológico, de nuestro sistema nervioso y de nuestra salud en general. De hecho, una variedad que tenía una mayor capacidad de acumular zinc en la semilla se liberó recientemente aquí en México”.

Como era la perspectiva del doctor Borlaug, “con el trabajo de este laboratorio se busca disminuir la pobreza y el hambre, aumentar la producción de cereales y de cultivos que sean amigables con el medioambiente. Este es un trabajo gradual, no es un trabajo que se obtiene de un día para otro, se requieren años en investigación, en la selección, desarrollo y al final liberación de estas variedades. Por eso, mi responsabilidad es seguir haciendo buena ciencia, seguir haciendo un buen trabajo que tenga un efecto en los productores y en la sociedad”, concluye la investigadora. 

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