Ocosingo, Chis.- Ocosingo es un municipio muy importante de Chiapas desde el punto de vista ecológico. Conocido como “La puerta de entrada a la Selva Lacandona”, es el municipio más extenso del estado y alberga gran parte de dicho ecosistema. Ahí, la Agricultura Sustentable es necesaria más que nunca para proporcionar los alimentos que requiere la población y, al mismo tiempo, evitar el avance de la frontera agrícola a fin de proteger la zona selvática.
En Ocosingo la agricultura migratoria y los incendios forestales provocados por las quemas agrícolas son un serio problema ambiental. “Cerca de 90% de los productores trabajan el sistema milpa, pero uno de los principales problemas es que queman el rastrojo”, señala Moisés Rodríguez Castellanos, técnico certificado en Agricultura Sustentable por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y colaborador de esa institución en Chiapas.
Para él, la Agricultura de Conservación que se promueve a través de MasAgro ―programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT― es un sistema que permite proteger los recursos naturales y fortalecer la milpa: “en la zona Selva de Chiapas estamos trabajando el sistema milpa con la perspectiva de la Agricultura de Conservación, porque uno de sus componentes es el manejo del rastrojo, el cual se aprovecha en lugar de quemarse. Con MasAgro, a las familias no se les entregan activos en especie, ni en efectivo, lo que se hace es desarrollar capacidades para que se den cuenta de cómo ―a través de su parcela― pueden tener mejores resultados y generar cambios a distintas escalas”.
El sistema milpa le causa un particular entusiasmo, porque ha estado trabajando “desde 1995 en comunidades rurales marginadas, con familias que se desarrollan en un ambiente tecnológico de autoconsumo, sobre todo con el sistema milpa”. “Muchas familias productoras de México viven en condiciones similares, en laderas, trabajando la milpa; por eso considero que es ahí donde hay que seguir trabajando en este tema”, comenta.
Moisés, quien es originario de Ixhuatán, Chiapas, ha puesto énfasis en promover innovaciones dirigidas a la milpa; por eso ha trabajado en el rescate y fitomejoramiento participativo (con productores) de maíces nativos: “estamos convencidos de que diversificar la milpa no solamente es que pongamos otros cultivos, también es diversificar en colores, razas y materiales que hay en la región. Debido a la situación actual de la pandemia, necesitamos mirar qué es lo que tenemos localmente y ver sus fortalezas. Con el establecimiento de vitrinas y el mejoramiento participativo, estamos trabajando en el rescate de estos maíces y en la nutrición de las comunidades”.
El trabajo que realiza con maíces nativos surgió también por la motivación y la formación que recibió en el curso Técnico Certificado en Agricultura Sustentable, que imparte el CIMMYT en el marco del programa MasAgro: “gracias a la certificación, hemos impulsado otras alternativas entre los productores. Impulsamos el proceso de fitomejoramiento participativo desde 2014, año en que empezamos a hacer colectas de esos maíces. También hemos establecido vitrinas de las distintas razas que hemos encontrado en la zona y sus variedades de diferentes colores: morado, blanco y amarillo”.
Paralelamente al trabajo de rescate y mejoramiento, “hemos impulsado las tecnologías herméticas poscosecha, porque en la región lo más común es usar agrotóxicos y los productores ya no sembraban maíz morado porque se pica más rápido que el amarillo. Trabajando la poscosecha y el rescate de los maíces nativos simultáneamente, empezamos a ver que mucha gente ya siembra maíz morado nuevamente. De acuerdo con diversos análisis, este maíz tiene buenas características para masa y tortillas y, además, una buena cantidad de antioxidantes útiles para la nutrición de la población”, menciona Moisés.
El rescate del maíz ‘Cuarentano’ (variedad que en 60 días ya tiene elotes) es un caso emblemático en el que Moisés participó de forma activa (puedes leer Cuarentano, el maíz nativo que estuvo ausente por 40 años). Para él, este tipo de logros surge primero mediante un cambio de actitud en los productores, y por eso considera que la certificación le sirvió en el ámbito profesional “para brindar a las familias campesinas otras alternativas para la producción de alimentos y la generación de ingresos. La certificación es un poco larga ―batalla uno mucho―, pero es muy satisfactoria”.
Finalmente, en el ámbito personal Moisés comenta: “yo nací para ser agrónomo; nací para estar en campo. En la secundaria hice un test vocacional y desde entonces vi que tenía muchas aptitudes para estudiar Agronomía. Esta certificación reforzó mi vocación. Las experiencias que he tenido a partir de entonces me dan satisfacción porque, aparte de generar capacidades, también se contribuye a mejorar la calidad de vida de las familias”.