La preservación de granos representa, desde tiempos ancestrales, un elemento clave para asegurar la subsistencia de los seres humanos. La búsqueda de saberes a base de prueba y error con elementos de la misma naturaleza como las plantas y los minerales, permitió que los pueblos contaran con técnicas rústicas de conservación de alimentos, entre ellos, los granos. Sin embargo, la irrupción de los insecticidas sintéticos amenaza con destruir todo este cúmulo de conocimiento. Es por ello que en el estado de Jalisco se promueve la experimentación y validación participativa de alternativas sostenibles para la conservación de granos.
En localidades rivereñas del lago de Chapala, del municipio de Poncitlán, Jalisco, el problema de pérdidas y deterioro de los granos después de la cosecha es de particular importancia, ya que su producción forma parte de los alimentos básicos que consume la familia durante todo el año. El almacenamiento de granos es la etapa donde se originan mayores pérdidas por problemas de plagas como el gorgojo del maíz (Sitophilus zeamais) y de gorgojo del frijol (Acanthoscelides obtectus). Por otro lado, el control químico de plagas de granos almacenados es generalizado y se hace bajo un desconocimiento total de las repercusiones que tienen éstos sobre su salud. Si consideramos que los granos representan la principal fuente de carbohidratos y proteínas disponibles para estas familias, es preciso contribuir con alternativas sostenibles para evitar no sólo las pérdidas físicas o el deterioro y pérdida de calidad del grano en almacenamiento, sino los efectos negativos del uso de insecticidas sintéticos.
Desde 2014, y en coordinación con la Unidad de Poscosecha de MasAgro, se inició un proceso de innovación participativa local en manejo poscosecha. Como parte de ello se realizaron validaciones participativas con bolsa plástica por periodos de siete meses, durante los cuales los participantes pudieron observar día con día los principios y las ventajas de la hermeticidad en la conservación de granos. Se establecieron ensayos con polvo de epazote entremezclado con granos de frijol, cal micronizada entremezclada con granos de frijol y de maíz. En todos los casos, con resultados sumamente convincentes para pasar a la etapa de adopción en este año.
Durante los intercambios de saberes, ha sido reiterativo por parte de las familias que también es importante rescatar el conocimiento local sobre métodos usados por los abuelos y empezar a experimentar nuevamente con ellos. En ese sentido, han propuesto plantas comúnmente encontradas en los alrededores, como la santamaría (Tagetes florida) y el paraíso (Melia azedarach), para incorporarlas en el proceso de innovación participativa en este año.
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