Cuautempan, Pue.- En zonas con lluvias abundantes y alta humedad, como la Sierra Norte de Puebla (donde llueve principalmente en septiembre, octubre y noviembre), algunas variedades de maíz son susceptibles a problemas de pudrición del grano en sus etapas de llenado y maduración (este problema se ha observado sobre todo en maíces híbridos y, aunque muchos maíces nativos son resistentes a esta situación, también llega a presentarse en ellos). Una solución a este problema la brinda la agricultura campesina.
Se trata de la dobla del maíz, una práctica común en los territorios donde las lluvias son más abundantes. Tiene su origen en la época prehispánica, pero, lamentablemente, con el pasar de los años se ha ido perdiendo debido a diversos factores, como la disminución de la cantidad de lluvia debido al cambio climático, la selección de maíces nativos con un mejor cierre terminal de brácteas —hojas que envuelven a las mazorcas y que secas son conocidas como totomoxtle— o, simplemente, para disminuir costos de producción.
La dobla del maíz se realiza cuando el grano en la mazorca ha alcanzado su madurez fisiológica o, como se dice comúnmente, cuando la mazorca está “camagüa”. Esta práctica consiste en doblar la planta justo en el entrenudo debajo de donde se encuentra insertada la mazorca más cercana al suelo. Así, la mazorca queda “colgada” y se evita la entrada de humedad por el punto de unión de sus brácteas, lo cual propiciaría la pudrición del grano.
En la plataforma de investigación Cuautempan del Estado de Puebla —donde colaboran la Unión Rural de Productores de Cuautempan y Tetela y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— desde el año 2016 se han estudiado los efectos de distintos sistemas de labranza y, en el ciclo primavera-verano 2019, el rendimiento de maíz mostró un incremento sustancial resultado de diversos factores, destacando los efectos acumulados de la labranza cero, la precipitación pluvial, la variedad sembrada y la incorporación de la dobla.
Si bien la cantidad de lluvia del ciclo 2019 (que fue menor que el promedio de los últimos 18 años en la zona) influyó en la disminución de los problemas de pudrición de grano, la dobla de la planta de maíz que se realizó contribuyó a que el incremento en el volumen de lluvias no pudriera el grano y que este se obtuviera en mayor volumen.
Aunque es necesario seguir investigando para tener certeza del porcentaje atribuible a la dobla en el incremento de la producción, los resultados obtenidos hasta ahora indican que la dobla es útil para evitar problemas de pudrición, principalmente en aquellas variedades que presentan una mayor susceptibilidad a este tipo de problemas.