Texcoco, Edo. Méx.- Como consecuencia de la dinámica demográfica, el cambio climático y los modos de producción y consumo, el mundo está experimentando cambios drásticos y no muy alentadores. Aunque la población ya no crece de forma exponencial como lo hizo durante el siglo pasado, incluso con un ritmo menor se espera que la población mundial alcance los 9,700 millones en 2050 —actualmente es de alrededor de 7,700 millones— y un máximo de casi 11 mil millones alrededor del año 2100.
A pesar de que las tasas de crecimiento varían significativamente según las distintas regiones —se prevé que, de aquí a 2050, la mitad del crecimiento de la población mundial se originará en solo 9 países, principalmente de Asia y África: India, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo, Etiopía, Tanzania, Indonesia, Egipto y Estados Unidos (en orden decreciente)—, el hecho de que la población mundial vaya a sumar dos mil millones de nuevas personas hacia 2050 representa un serio desafío para la producción de alimentos.
Dar de comer a 9,700 millones de personas cuando las tierras cultivables disminuyen y el cambio climático afecta directamente a la agricultura no será sencillo. Se requiere producir más con menos recursos disponibles, se requieren acciones inmediatas, sobre todo porque la nueva dinámica poblacional delinea un futuro urbano —se prevé que el nivel de urbanización será de casi un 70% en 2050— con tierras desgastadas debido a décadas de prácticas agrícolas insostenibles y una población envejecida que supone un reto adicional para los sistemas sanitarios, económicos y agroalimentarios, pues también las dietas se transforman en función de la dinámica poblacional.
Por supuesto, México también será escenario de diversos cambios como resultado del contexto descrito. La variabilidad climática podría conducir al desplazamiento de comunidades enteras, el número de víctimas de fenómenos climáticos repentinos o muy rápidos —como sequías o subidas del nivel del mar— aumentaría y el campo mexicano, en medio de nuevas fuerzas demográficas, se vería particularmente afectado.
¿Es posible hacer algo al respecto? Sí, y es importante actuar ahora en favor de los agricultores que juegan un papel vital en la producción de alimentos y son clave para la protección del medioambiente. Como menciona Roberto Vázquez, director de Asuntos Corporativos para Kellogg Latinoamérica en un artículo publicado recientemente en El Economista, “Ya no podemos pensar en prosperar de manera individual o con nuestra familia nuclear. Hoy más que nunca es necesario trasladar nuestras acciones a un trabajo colectivo y cooperativo para que esta palabra cobre un verdadero sentido”.
Ante los desafíos actuales y hacia 2050 con respecto a la producción de alimentos, Roberto Vázquez enuncia distintas acciones que Kellogg ha emprendido, entre ellas su participación en Cultivos para México —iniciativa impulsada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones del sector público y privado— y Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, proyecto que desarrolla con el soporte científico del CIMMYT para impulsar la producción sostenible y el abasto local de maíz amarillo.
Para transformar la calidad de vida en las comunidades del país y del mundo es necesario, como menciona el director de Asuntos Corporativos para Kellogg Latinoamérica, sumar esfuerzos mediante proyectos en común. Te invitamos a leer el artículo completo dando clic aquí.