Pénjamo, Gto.- Cultivos de servicio, cultivos de cobertura, puentes o abonos verdes, son términos con los que se suele denominar a una serie de cultivos que se siembran con el objetivo de mejorar las propiedades del suelo al proporcionarle una cobertura vegetal viva (temporal o permanente). Sin embargo, aunque se refieren a la misma idea general, el término “cultivos de servicio” supone una redefinición del concepto que resalta la idea de que estos cultivos permiten imitar el funcionamiento de los ecosistemas naturales.
Al utilizar los recursos de agua y luz que se desaprovechan entre un ciclo y otro y al ser útiles para restaurar algunos de los servicios ecosistémicos que va perdiendo el suelo, los cultivos de servicio están caracterizados por tener funciones amplias y multipropósitos, entre las que están la supresión de malezas, la conservación de suelo y agua, el control de plagas y enfermedades y, por supuesto, la alimentación humana y para el ganado.
Aunque estos cultivos pueden pertenecer a cualquier familia, la mayoría son leguminosas y se cultivan en asociación con otras plantas (intercalado, en relevo o en rotación). Debido a que el comportamiento de estos cultivos puede variar significativamente dependiendo de los distintos tipos de suelo, clima, cultivos principales y manejo agronómico, es importante identificar los más pertinentes para cada región.
En la plataforma de investigación de Pénjamo, en Guanajuato —perteneciente a la red de plataformas de MasAgro Guanajuato que impulsa la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, por ejemplo, se evalúan distintos cultivos de servicio.
En 2020, por ejemplo, se sembró canola (Brassica napus) y ebo (Vicia sativa), observándose, con respecto a la biomasa, que el 92.2% del peso total de planta de ebo es aéreo (es decir, sin contar las raíces), mientras que para canola es de 88.7%.
También se registró que el ebo comenzó a emerger a los 5 días después de la siembra (dds), mientras que la canola lo hizo a los 6 dds. Se observaron las primeras apariciones de los nódulos a los 25 dds para el caso de ebo. La floración de la canola fue a los 60 dds y terminó a los 80 dds. Por su parte, el ebo comenzó la floración a los 5 dds.
Un detalle importante es que la canola atrajo una gran diversidad de insectos, como abejas (Apis mellifera), crisopas (Chrysoperla sp.), catarinas (Hippodamia covergens, Harmonia axyridis), moscas sirfidas (Shirphidae) y pulgones (Schizapis graminum). Más allá del incremento del número de insectos, se pudo observar incluso algunos parasitoides atacando pulgones. Es decir, señales de un control biológico que solo se logra cuando se incrementa la biodiversidad de la parcela.
Si bien los estudios sobre estos cultivos de servicio aún continúan (se está evaluando, por ejemplo, la relación de estos cultivos con el rendimiento del maíz y el trigo), los avances de las primeras observaciones del establecimiento y desarrollo de los cultivos de servicio en el sistema de producción maíz y trigo, expone la posibilidad de que los cultivos de servicio sean una propuesta viable para incrementar sustentablemente la productividad en la región de El Bajío.