Hub Península de Yucatán.- A través del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán —de la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex (FSB) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— y en colaboración con diversas organizaciones, se ha trabajado para mantener la diversidad genética de las principales razas de maíz nativo de esa región (algunas de ellas consideradas vulnerables o en peligro de extinción) mediante una estrategia de resguardo de semillas.
La estrategia ha trabajado en la reintroducción de diversas razas nativas a través de la conservación in situ y ex situ ―es decir, tanto en su área natural como fuera de ella―, buscando incrementar la mayor diversidad posible de razas. En la Península de Yucatán se han identificado por lo menos tres razas principales: ‘Nal Tel’, ‘Dzit Bacal’ y ‘Xnu’uk Naal’ (‘Tuxpeño’), las cuales están consideradas dentro de esta estrategia de conservación.
Las razas ‘Dzit Bacal’ y ‘Nal Tel’ presentan una menor distribución geográfica que la raza ‘Xnu’uk Naal’, por lo que se considera que están en una posición de vulnerabilidad que amenaza su diversidad. De hecho, varias instituciones han documentado que la raza ‘Nal Tel’ se encuentra en claro peligro de extinción en amplias zonas de la Península de Yucatán, y señalan que al momento de realizar colectas solo fue posible encontrar esta raza —no sin dificultad— con productores de muy avanzada edad (Aguilar et al., 2015).
Estrategias como la que impulsa el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán son fundamentales no solo para esa región o para el país, sino para la humanidad en general, ya que a partir en los maíces nativos podría haber pistas importantes para generar variedades más resistentes a las nuevas condiciones climáticas.
Para esta estrategia de resguardo de semillas nativas ha sido fundamental la articulación de esfuerzos de organizaciones de la sociedad civil, como la Red de Productores de Servicios Ambientales Ya’ax Sot’ Ot’ Yook’ol Kaab (Repseram); instituciones académicas, como la Universidad Tecnológica del Mayab (UT del Mayab); y organismos internacionales, como el CIMMYT, que —además de brindar soporte científico— ha facilitado semillas a través del Banco de Germoplasma que resguarda en sus instalaciones en Texcoco, Estado de México.
En conjunto con los técnicos y productores que participan en el proyecto, se ha avanzado en la reinserción de maíces nativos, en la implementación de prácticas sustentables (como el Manejo Agroecológico de Plagas, el arreglo topológico, la fertilidad integral, entre otras) y en la identificación de variedades de interés para los productores (algunas que, por ejemplo, permiten que en un solo ciclo productivo sea posible realizar siembras escalonadas y obtener al menos dos cosechas).
La preservación de las semillas nativas es uno de los aprendizajes del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán y también una de las acciones que a mediano y largo plazo permitirán a las comunidades hacer más rentable la milpa y afianzar prácticas sustentables que aseguren la preservación funcional de la biodiversidad. Por esta razón, es importante apoyar y dar continuidad a los esfuerzos de todos los que hacen posible este proyecto.