Navojoa, Son.- El Valle del Mayo, en Sonora, es una referencia obligada en la historia de la agricultura en México. Las características del valle lo hacen un lugar excepcional para la producción de trigo y hortalizas, sin embargo, detrás de los altos volúmenes de producción hay también una lucha constante por mantener la rentabilidad en un contexto de elevados costos de insumos, pérdida de fertilidad del suelo y una creciente reducción de la disponibilidad de agua —debido al cambio climático y a la expansión urbana—.
“Aquí dependemos sobre todo de un solo ciclo, el otoño-invierno. Durante el ciclo primavera-verano difícilmente se puede trabajar por la falta de agua. Por lo general aquí predomina la agricultura convencional y por eso es por lo que, desde hace años, en lo personal, he estado trabajando para introducir nuevas prácticas agrícolas, aunque ha sido difícil”, comenta Martín Enrique Ymai Quintero, técnico certificado en Agricultura Sustentable por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) quien promueve la Agricultura de Conservación en el Valle del Mayo.
La Agricultura de Conservación es un sistema de producción sustentable que ha brindado resultados positivos en contextos de sequía, por eso Martín la promueve, aún en contra de la corriente: “Aquí en el Valle del Mayo ya hay pocos productores que siembran sus predios, casi está todo dominado por dispersoras de crédito o parafinancieras que, en su mayoría, trabajan solo agricultura convencional. Yo he estado dando algunas pláticas en la Universidad Tecnológica que está en Basconcobe y en el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA) No. 97 para promover la Agricultura Sustentable. De hecho, ahí en el CBTA inicié con un módulo demostrativo”.
“Ahorita trabajo para una agropecuaria y ahí, con Eliecer Amparan que es mi jefe, establecí un módulo de 15 hectáreas donde se está trabajando con Agricultura de Conservación”, comenta Martín, quien confía en que los buenos resultados que hasta el momento se han obtenido en ese módulo permitan hacer notables las amplias ventajas de ampliar la superficie con Agricultura de Conservación.
Aunque se trata de un inicio modesto —en la agropecuaria para la que colabora, Martín ha atendido hasta 2,600 hectáreas de trigo y otras tantas de otros cultivos—, Martín está aprovechando los recursos disponibles para fomentar la producción sustentable: “mi jefe tiene una sembradora para Agricultura de Conservación. Las 15 hectáreas donde se estableció ese sistema están dentro de las 200 hectáreas donde se estableció sorgo forrajero. Esto es porque se tiene alrededor de unas 3 mil cabezas de ganado y se le tiene que dar suficiente comida. Por eso entramos con este concepto y ahí va. Ya vamos para el segundo riego y ya va para arriba, ya se está notando mucho la diferencia”.
“La diferencia está en el proceso de establecimiento y desarrollo del cultivo y en el manejo de suelo y su calendario de riegos, principalmente. Porque al momento de sembrar en seco sobre la paja o rastrojo ya no se necesita hacer trabajos al suelo, además se ahorra el riego de pre siembra que se tiene que hacer en la siembra en húmedo, en cambio con Agricultura de Conservación los intervalos de un riego a otro son más largos por el rastrojo que retiene más la humedad para el desarrollo del cultivo”, comenta el técnico certificado en Agricultura Sustentable.
Martín comenta que ese módulo que ha establecido y su trabajo con la Agropecuaria Amparan va a ser muy importante para promover la Agricultura de Conservación en la zona: “probablemente podamos crecer un poco más en el establecimiento de la Agricultura de Conservación en los cultivos de otoño-invierno. Los resultados están a la vista, la paja está ayudando a conservar más la humedad y aquí ahorita no hay agua en la presa, son puros pozos, entonces es mucho el beneficio y ya se están dando cuenta de que estamos teniendo ahorros y eso espero que permita que las áreas bajo Agricultura de Conservación se amplíen en el siguiente ciclo”.