Comunidad científica aboga por la formación de una nueva alianza global de cultivos en Science
Por: Divulgación-CIMMYT
1 de agosto de 2017
El objetivo es asegurar el suministro de alimentos a través de la investigación de cultivos específicos.
La red internacional aceleraría los esfuerzos en eficiencia y aprovechamiento tecnológico.
Con información de CIMMYT.org
27 de julio de 2017.
Texcoco, Edo. México.- En un momento en que los patrones climáticos son menos predecibles y se incrementa la presión poblacional sobre la oferta de alimentos, un grupo de científicos especializados en cultivos sienta las bases de una red internacional de cultivos para enfrentar los retos de la seguridad global alimentaria en forma sistemática.
La investigación enfocada en cultivos específicos logra ganancias genéticas progresivas, pero los científicos necesitan adoptar un enfoque más integrado y de mayor orientación internacional para aprovechar la tecnología, habilidad e infraestructura con mayor eficiencia y propósito, dijo Matthew Reynolds, científico distinguido y mejorador de trigo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en una opinión editorial publicada esta semana en la revista Science.
Ya de por sí, 795 millones de personas de escasos recursos no obtienen suficiente alimento que comer, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En 2030, el número de personas en pobreza podría incrementarse entre 35 y 122 millones de personas, en buena medida por el impacto del cambio climático en el sector agrícola, advierte la FAO.
“Sabemos cómo hacer que los cultivos sean más resilientes al calor y la sequía, pero estamos en un punto en el que necesitamos acelerar nuestro trabajo”, declaró Reynolds, con el respaldo de un equipo de coautores de la comunidad científica. “Dado que la naturaleza de estos problemas es trasnacional, una red más global podría acelerar nuestros esfuerzos mientras se incrementa la eficiencia y se evita la duplicidad”.
Los científicos planean desplegar la nueva Red Global de Mejoramiento de Cultivos (GCIN, por sus siglas en inglés) para tomar enfoques comparativos mediante los principales cultivos y ambientes para mejorar rasgos fisiológicos como el acceso de la raíz al agua utilizando percepción remota, método que frecuentemente requiere costosa tecnología móvil, aérea o satelital.
Por medio de exitosas colaboraciones específicas en trigo, desde principios de la década de los sesenta, la Red Internacional de Mejoramiento de Trigo (IWIN), parte del grupo de investigadores agrícolas afiliados al CGIAR, ha logrado avances ambientales significativos y económicamente eficientes en el mejoramiento de cultivos que sirven como formato para el éxito proyectado de la GCIN.
Los científicos de la IWIN desarrollan esfuerzos de mejoramiento dirigidos a 12 mega ambientes diferentes de trigo y evalúan nuevos genotipos en 700 sitios de prueba en más de 90 países. Cada año producen alrededor de 1,000 líneas de trigo de alto rendimiento, resistentes a enfermedades, que se entregan como bienes públicos internacionales.
Un estudio reciente sobre mejoramiento de trigo muestra que las variedades del CGIAR cubren aproximadamente la mitad del área de cultivo de trigo del mundo, a través de IWIN, lo que genera una derrama económica de entre $2,200 y más de $3,000 millones de dólares anuales a consumidores y productores de escasos recursos.
“La razón costo-beneficio de la inversión es de 1 a 100, incluso sin considerar el costo evitado de pandemias y el terreno protegido de la actividad agrícola gracias al incremento en los rendimientos; el análisis económico indica que al menos 20 millones de hectáreas de ecosistemas naturales se han salvado del arado”, dijo Reynolds.
“Los altos costos de transacción y la inestabilidad del financiamiento para cultivos han obstaculizado la investigación que se necesita urgentemente”, agregó. “Esto no hace sentido en vista del extraordinario retorno en la inversión de IWIN que podría ser transferido a GCIN”.
Por medio de una colaboración entre cultivos, los científicos internacionales pueden impulsar los beneficios del trabajo práctico con los sistemas nacionales de investigación agrícola y mejorar el valor de las “contribuciones en especie”, declaró. Los objetivos incluyen estandarizar los datos y técnicas de fenotipeado para convertirlos en mejores prácticas y asegurar que la información pueda ser compartida y asimilada en todo el mundo.
Este enfoque también motivará a los investigadores de ciencia básica a aventurarse, de trabajar exclusivamente en instalaciones controladas, a ambientes de campo reales y a llevar tecnologías de punta con ellos, dijo Reynolds. El intercambio de datos podría llevar a descripciones más precisas de los ambientes y tratamientos experimentales. Actualmente, la información sólo es disponible en forma selectiva, por lo que una red la promovería a través de programas de libre acceso.
Los beneficios de la investigación integrada por el grupo CGIAR de investigadores agrícolas y de la FAO son bien conocidos, pero la red en cuestión podría fortalecer y mejorar el intercambio de información a escala trasnacional.
Los campos experimentales o laboratorios de campo que son esenciales para traducir los avances científicos en mejores rendimientos de cultivos podrían beneficiarse, en ciertos casos, de una reubicación más estratégica. A menudo se encuentran en ciertas áreas debido a razones históricas, económicas o políticas y no por necesidades prácticas actuales, explicó Reynolds.
Se espera que el cambio climático produzca temperaturas generales más altas e incremente la intensidad de sequías, inundaciones y tormentas, afectando negativamente los medios de vida y la seguridad alimentaria. Los modelos climáticos indican que los niveles del mar se elevarán y los patrones de inundaciones y sequías cambiarán debido al derretimiento de los glaciares en regiones altas.
Temperaturas más altas afectarán el rendimiento de los cultivos y las lluvias erráticas podrían afectar tanto el rendimiento como la calidad. Para las personas de escasos recursos que gastan la mayor parte de su ingreso en alimentos, los picos de precios relacionados podrían ser mucho más difíciles de sortear.
“Un esfuerzo de investigación de orientación más global para encontrar soluciones incrementará la eficiencia de la inversión global en agricultura y ayudará a fortalecer la seguridad alimentaria”, dijo Reynolds, y agregó que las alianzas público-privadas podrían aprovecharse para impulsar la investigación global coordinada.
Puede leer en inglés el artículo de la revista científica aquí:
Entre los autores:
• Matthew Reynolds, científico distinguido, CIMMYT
• Ren Wang, director general adjunto, FAO
• H. Tang, presidente de la Academia China de Ciencias Agrícolas
• Catherine Feuillet, directora de Investigación de Cultivos, Bayer Crop Science (que acaba de adquirir a Monsanto)
• A. J. Cavalieri, funcionario senior de programa (Investigación y Desarrollo Agrícola) Fundación Gates
• Steve Visscher, director ejecutivo adjunto, BBSRC
• Philippe Ellul, funcionario senior de Ciencia, CGIAR
• Mark W Rosegrant, director de la división de Medio Ambiente y de Tecnología de Producción, IFPRI
• Wayne Powell, exfuncionario senior de Ciencia, CGIAR
• Martin Kropff, director general, CIMMYT, y presidente del Consejo del Sistema de Administración, CGIAR
• Hans Braun, director del Programa Global de Trigo de CIMMYT y del CRP Trigo
• Bram Govaerts, líder estratégico para la Intensificación Sustentable en América Latina, representante regional en América Latina y representante en México de CIMMYT