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Cuidar sus suelos les ha abierto la puerta a nuevos mercados

En Villaflores, Chiapas, la diversificación de cultivos y la asociatividad que promueven Walmart Foundation y el CIMMYT están contribuyendo a mejorar las condiciones de los productores locales.  

Por: Hub Chiapas
24 de enero de 2022

Villaflores, Chis.- Villaflores es uno de los municipios más representativos de la Frailesca. Esta región llegó a ser conocida como el “granero de Chiapas”, pero por diversas circunstancias actualmente la región tiene suelos degradados, una superficie agrícola más reducida y una creciente vulnerabilidad de los pequeños agricultores cuyas organizaciones, con frecuencia, tienen dificultades de capital, capacitación organizativa y técnica, acceso a crédito, liderazgo, información de mercados y migración. 

Para contribuir a cambiar esta situación, el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), impulsa en Villaflores la adopción de prácticas de Agricultura Sustentable —particularmente la diversificación de cultivos— y promueve la asociatividad. 

“Trabajo el campo con mi familia, con mis hijos. Antes lo que hacíamos era levantar el rastrojo y luego meter ganado. Ahora ya cambiamos, ya no movemos la tierra. Entre menos movimiento es mejor. Hacemos camas permanentes y dejamos el rastrojo como cobertura. A mucha gente le ha gustado la forma cómo vamos trabajando porque cosechamos más y nos queda un poquito más de recurso. Así ya hasta podemos hacernos de otra maquinaria, aunque sea año con año, ya tenemos una seguridad para irla pagando”, comenta don Víctor Manuel Martínez Durán, productor de El Rancho El Vergel, en Villaflores, Chiapas, quien participa en el proyecto. 

“Nos llamó mucho la atención las compras consolidadas —un esquema de compras en conjunto que permite obtener precios más bajos—, que eso nos vino a beneficiar mucho, nos dieron buen precio”, comenta don Víctor, quien también ha encontrado ahorros significativos en la nueva forma de trabajar la tierra: “En lo que es Agricultura de Conservación sí es un buen beneficio para nosotros como campesinos, porque ya no aramos, solo hacemos camas una vez y les damos mantenimiento los siguientes años. Así ya no gastamos en el arado que es caro, que nosotros lo hacemos, pero es un costo”. 

La salud del suelo también es fundamental para asegurar que los beneficios se sostengan en el tiempo y por eso “los ingenieros del proyecto vinieron con la mira de que nosotros hiciéramos el análisis de suelo, y aquí nadie lo hace, porque nosotros no sabíamos para qué podría ser útil. Se hacía la agricultura convencional, sin ningún estudio. Ya con el análisis de suelo ya nos dieron el resultado y vimos cómo íbamos a fertilizar y qué es lo que les hacía falta a los suelos. Ahora pues el cultivo es más sano, más uniforme. Esa es una ventaja pues se ve el cambio que ha tenido la tierra”, señala el productor. 

Muy cerca de El Rancho El Vergel, en el Ejido Villa Hidalgo, miembros de la Sociedad de Producción Rural Las Casitas —quienes también participan en el proyecto— coinciden en la utilidad de apostar por la salud de los suelos. Don Rigoberto Alfaro Rosales, por ejemplo, comenta que “la conservación de suelos nos ha dado muchos resultados porque hemos invertido menos y hemos producido más; la materia orgánica que estamos dejando nos ayuda a que la maleza no salga. Hemos visto el beneficio que nos ha dado estos cursos, de todo lo que es asociatividad, subsoleo —una técnica que permite aflojar el suelo, pero sin removerlo— que es primordial, porque los terrenos estaban muy compactados”.

El proyecto impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT busca desarrollar y fortalecer las capacidades de los productores: “los ingenieros nos apoyan no solo en la teoría, también en la práctica. Gracias a ese apoyo lo que hoy este grupo está haciendo es cuidar los suelos. La materia orgánica se queda en el terreno, así brota menos ‘monte’ y hay más productividad” —los rendimientos de la sociedad pasaron de alrededor de cuatro a siete y media toneladas por hectárea gracias a la diversificación de cultivos con leguminosas, comentan—, comenta Adaín Vázquez Sánchez, miembro de la sociedad Las Casitas. 

“Eso impacta más porque no es solo una familia, sino un grupo de compañeros y amigos y nuestras familias los que estamos siendo beneficiados y que llevamos una vida mejor porque otro de los beneficios que hemos obtenido como Sociedad de Producción Rural ha sido el acceso a nuevos mercados. El impacto del proyecto es una mejor economía y más salud por consumir alimentos menos contaminados”, enfatiza Adaín. 

Finalmente, Hermilo González Gómez y Eliobenay López Cruz, también parte de la Sociedad de Producción Rural Las Casitas, expresan que es importante estar dispuestos al cambio: “Estamos en toda la disponibilidad de seguir adelante con el proyecto y que nos sigan asesorando, queremos avanzar, queremos innovar más que nada, tener nuevos conocimientos para que esto mejore y que el día de mañana las nuevas generaciones tengan esto como una plataforma de cambio”.

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