Mejorando nuestra calidad de vida y la de generaciones futuras.
Con información de Walter López, INIFAP Chiapas.
23 de febrero de 2016.
En el artículo de la semana pasada abordamos el tema de los efectos del cambio climático en la agricultura, entre los cuales mencionamos la sequía, fechas erráticas de siembra y mayor incidencia de plagas y enfermedades. En el caso específico de México, se tiene previsto un cambio en las zonas de productividad, al desaparecer áreas de agricultura de temporal que en la actualidad son marginalmente aptas. El 50% de la cubierta vegetal del país cambiará, siendo los más afectados los bosques templados de pino y encino. Por otro lado, la administración del agua será afectada por la escasez. Al final, las consecuencias tienen una repecursión en nuestras vidas.
¿Cómo atender este problema tan complejo? Desde luego que la solución implica cambios en nuestro estilo de vida, los cuales deben hacerse en función de un desarrollo sostenible, es decir, con el mejoramiento de la calidad de vida de los que vivimos ahora sin menoscabo de la calidad de vida de las generaciones futuras.
La estrategia para combatir el cambio climático tiene dos vertientes: la mitigación y la adaptación. La primera se refiere a la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), lo cual se logra con el uso eficiente de la energía fósil, es decir, aquella que se obtiene de la quema de combustibles como gasolina o diésel.
Algunos consejos que podemos aplicar nosotros son: reducir el uso de vehículos que consuman combustibles fósiles o utilizar vehículos que den más kilómetros por litro; usar focos ahorradores (que den la misma luz, con menos watts) o la preparación de alimentos en estufas ahorradoras de leña en zonas rurales.
Otra forma de reducir la cantidad de GEI en la atmósfera es la captura de carbono: durante la fotosíntesis, las plantas transforman el CO2 en glucosa, evitando con ello que sea devuelto a la atmósfera. De ahí la importancia de evitar la tala inmoderada de árboles y reforestar cuando sea necesario.
Por su parte, la adaptación se refiere a las acciones realizadas para evitar, resistir o aprovechar la variabilidad, los cambios y los efectos del cambio climático. En este sentido, la actividad agrícola necesita ajustes en su forma de producir.
La Agricultura de Conservación es una opción sustentable, ya que promueve el uso del rastrojo sobre el terreno, la rotación de cultivos o sistemas agroforestales, el uso eficiente de insumos como tierra, agua, fertilizantes, entre otros, y prácticas de conservación de suelo y agua.
Para poder actuar necesitamos entender cómo funciona la naturaleza y realizar acciones que nos ayuden a tener una mejor calidad de vida para nosotros y las generaciones futuras. Recuerda que debemos dejar de ver el entorno local y pensar que nuestras acciones tienen repecursiones a escala global y hacia el futuro.
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