Texcoco, Edo. Méx.- Los juegos olímpicos están en puerta y, aunque pareciera extraño, la agricultura y el desarrollo sustentable constituyen una de las bases culturales de esta esperada justa deportiva.
El movimiento olímpico es un entramado de organizaciones y acuerdos basados en principios, valores y prácticas culturales. La filosofía del olimpismo toma al deporte como una vía para promover la paz y la fraternidad entre los pueblos, como un camino para llegar a un mejor desarrollo de la humanidad y, por esto, la cultura y el medioambiente son parte fundamental de los valores que buscan promover los Juegos Olímpicos.
Deporte, cultura y medioambiente son entonces las tres dimensiones básicas del movimiento olímpico. La agricultura, de forma particular, está ligada al origen y evolución de estas tres dimensiones.
El Olimpia, Grecia, donde se originaron los juegos, el culto a la fecundidad de la Tierra (Gea) dio paso al culto a Demetér (Ceres entre los romanos), la diosa del trigo y la agricultura en general. De acuerdo con diversos estudios históricos, una sacerdotisa que representaba a Demetér marcaba la línea de meta en las carreras de los juegos que precedieron y conformaron los Juegos Olímpicos.
Ya en la época donde se habían afianzado los juegos, la sacerdotisa que representaba a Demetér ocupaba un lugar privilegiado y reservado para ella en el estadio donde se desarrollaban los juegos. De alguna manera, su presencia era el recordatorio de que la aspiración a la mejor versión del ser humano no se puede lograr en desequilibrio con la naturaleza.
Actualmente, una de las funciones del Comité Olímpico Internacional, de acuerdo con la Carta Olímpica, es “velar por que los Juegos Olímpicos se desarrollen en condiciones que revelen una actitud responsable ante los problemas del medioambiente…estimulando al Movimiento Olímpico a que se preocupe de estos problemas y tenga en cuenta esta preocupación en todas sus actividades, sensibilizando a todas las personas sobre la importancia de un desarrollo sostenido”.