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El Día de Muertos y el ciclo agrícola del maíz

La herencia cultural del maíz es vasta y la celebración contemporánea del Día de Muertos está estrechamente ligada con el ciclo agrícola del maíz de acuerdo con la cosmovisión de los antiguos mexicanos. 

Por: Divulgación-CIMMYT
1 de noviembre de 2021

Los huesos de los muertos son semillas, como los huesos de frutas.
Morir, es fecundar la tierra.

Paráfrasis de “Los dioses del Altiplano”, de Michel Graulich.

Texcoco, Edo. Méx.- La fiesta de Día de Muertos en México es una tradición que fusiona la herencia cultural indígena y la española; se fundamenta en la creencia del regreso temporal de los difuntos al mundo terrestre y, como tradición, se renueva constantemente: cada vez que alguien coloca una ofrenda se incorporan nuevos y renovados elementos, pero otros permanecen, como el sistema de milpa que está presente a través de la diversidad de alimentos elaborados con maíz, la calabaza el dulce, las jícamas y tantos otros elementos procedentes de la tierra. 

No es casual que el Día de Muertos esté muy próximo a la cosecha del maíz. De hecho, la celebración está fundamentada en el ciclo agrícola. De acuerdo con la cosmovisión mexica ―cuyo ciclo agrícola llegaba a su fin en estas fechas―, el cultivo del maíz es una gran metáfora de la regeneración de la vida y de la importancia de la muerte para la fecundidad de la tierra. Por eso es que en su interpretación del mundo los muertos pasan a ser parte de su panteón ―conjunto de dioses de una cultura―, asignándoles la tarea de cuidar la milpa y el sustento de los vivos.

Por supuesto, los festejos mexicas fueron incorporados al calendario católico con nuevos matices, pero de acuerdo con la cosmovisión mesoamericana estos festejos no eran sino la culminación de una serie de actos rituales que comenzaban desde el inicio del año agrícola. Así, los mexicas hacían ofrendas a los muertos desde mayo y tenían dos veintenas dedicadas completamente a los muertos: la primera donde se festejaba el Miccailhuitontli o “pequeña fiesta de los muertos”, y la segunda que incluía el Huey miccaílhuitl o “gran fiesta de los muertos” ―cuya correlación con el calendario actual ocurriría entre julio y agosto, aproximadamente―.

Para los antiguos mexicanos, y también para muchas comunidades indígenas en la actualidad, el ciclo agrícola del maíz es posible gracias a una cooperación simbólica entre vivos y muertos. De hecho, parte de esa cosmovisión aun persiste en diversas manifestaciones culturales contemporáneas, como la llegada de los muertos en la fiesta de San Miguel (29 de septiembre) ―que festeja la maduración de los primeros elotes― o la inclusión de granos maíz de cuatro colores en el altar de muertos ―generalmente formando una cruz, expresión sincrética que alude a los cuatro rumbos del cosmos mexica―.

Fuentes:

  • Broda, J. (2003). La ritualidad mesoamericana y los procesos de sincretismo y reelaboración simbólica después de la conquista. Graffylia: Revista de la Facultad de Filosofía y Letras2, 14-27.
  • Carrera Maldonado, B., & Ruiz Romero, Z. (2016). Artes, saberes y vivencias de indígenas americanos. AcerVOS-Instituto Zacatecano de Cultura. 
  • Vela, Enrique, “Días de Muertos”, Arqueología Mexicana, edición especial núm. 77, p. 82.

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