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El rastrojo: ¿basura o tesoro?

Investigaciones realizadas por científicos del CIMMYT en la plataforma de investigación Cajeme I, en Sonora, demuestran que la quema de residuos agrícolas no favorece a los sistemas de producción. En cambio, su mantenimiento como cobertura de suelo aporta diversos beneficios.

Por: Simon FonteyneCoordinador de plataformas de investigación del CIMMYT y Divulgación-CIMMYT
15 de octubre de 2019

Cajeme, Son.- Los residuos de cultivo —también llamados rastrojo, paja, zacate, soca o esquilmos— son un recurso valioso que no siempre es apreciado por los productores. En muchas ocasiones (en el peor de los escenarios), los productores queman la paja porque quieren ver la parcela “limpia”, pero esta práctica termina por degradar el suelo, contaminar el medioambiente y dañar la salud de los productores y sus vecinos. La paja tiene muchos beneficios si se usa para mejorar el suelo: aporta materia orgánica, protege contra la erosión, conserva humedad y da refugio y alimento a organismos benéficos.

Para investigar el efecto de la quema y la no quema de los residuos de cultivo, en la plataforma de investigación Cajeme I, en Sonora, se evaluaron cinco tratamientos (todos con trigo en el ciclo otoño-invierno y maíz en el primavera-verano): 1) labranza convencional incorporando residuos, 2) labranza convencional quemando residuos, 3) labranza con Agricultura de Conservación dejando residuos en la superficie, 4) labranza con Agricultura de Conservación quemando residuos y 5) labranza con Agricultura de Conservación empacando residuos.

Durante el periodo que contempló el análisis (de 2007 a 2019), el tratamiento con labranza convencional en el cual se incorporó la paja tuvo un rendimiento promedio de 6.48 t/ha en el caso del trigo y 4.49 t/ha en el del maíz. El tratamiento con labranza convencional y quema de rastrojo tuvo un rendimiento promedio de 6.27 t/ha de trigo y 4.01 t/ha de maíz. Quemar el rastrojo con labranza convencional redujo entonces el rendimiento en un promedio de 230 kg/ha en trigo y 401 kg/ha en maíz.

En los tratamientos con Agricultura de Conservación el efecto de quemar los residuos fue aún más marcado, ya que los rendimientos con este sistema de producción son mayores que con labranza convencional. El rendimiento promedio en camas permanentes dejando residuos fue de 7.14 t/ha en trigo y 5.25 t/ha en maíz, mientras que en camas permanentes con quema de rastrojo fue de 6.68 t/ha en trigo y 4.76 t/ha en maíz. La diferencia entonces fue de 460 kg/ha en trigo y 512 kg/ha en maíz, en promedio.

Por su parte, el tratamiento en el cual se empacó la paja obtuvo un rendimiento promedio de 7.01 t/ha para trigo y 5.03 t/ha para maíz, es decir, casi igual que en el tratamiento donde se dejó todo el residuo (con una reducción de rendimiento de 133 kg/ha en trigo y 219 kg/ha en maíz).

Además de exponer que los rendimientos de trigo y maíz fueron mayores con Agricultura de Conservación, el análisis también demostró que los residuos juegan un papel fundamental en el incremento de los rendimientos. La quema de rastrojo reduce claramente la producción de trigo y maíz, en vez de mejorarla; esto probablemente se debe a la pérdida de nutrientes y materia orgánica. Las diferencias en los rendimientos del tratamiento donde se empacó la paja demuestran que quemar el residuo no solamente baja los rendimientos por la falta de cobertura, sino que también los reduce de otra manera, quizá por la degradación del suelo.

Es importante tomar en cuenta que todos los tratamientos tenían dos cultivos por año, lo cual es un factor para que las diferencias de rendimiento entre tratamientos sean relativamente pequeñas. Con dos cultivos por año, la mayor parte del tiempo hay un cultivo vivo que genera cobertura, y el suelo queda descubierto poco tiempo en los tratamientos en que se quema y empaca rastrojo. Esa es probablemente la razón por la cual en este experimento la Agricultura de Conservación con quema todavía rinde más que la labranza convencional.

En sistemas con solamente un cultivo por año es posible que los efectos de la quema de paja sean más pronunciados y también que empacar los residuos genere un mayor efecto en el rendimiento. De cualquier forma, los datos de la plataforma Cajeme I demuestran claramente que no hay razón para quemar los residuos. Además de generar contaminación ambiental, esta práctica también reduce los rendimientos, por lo cual es importante que los productores aprecien los amplios beneficios de mantener los residuos de la cosecha.

Rendimiento de trigo en la plataforma de investigación Cajeme I, Sonora, entre otoño-invierno 2006-07 y 2018-19. Todos los tratamientos fueron sembrados con trigo en otoño-invierno y maíz en primavera-verano.

Rendimiento de maíz en la plataforma de investigación Cajeme I, Sonora, entre otoño-invierno 2006-07 y 2018-19. Todos los tratamientos fueron sembrados con trigo en otoño-invierno y maíz en primavera-verano.

 

El movimiento #AgriculturaConCiencia, coordinado por el Hub Pacífico Norte —del CIMMYT— y la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (Caades), promueve acciones e investigaciones como esta con la finalidad de articular los esfuerzos de los productores y los diversos actores estratégicos que en el norte del país impulsan una Agricultura Sustentable y de alta productividad, fundamentada en el conocimiento científico. ¡Súmate!

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