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La historia de la Revolución Mexicana a través del maíz

El maíz ha sido testigo de la historia de México. ¿Qué puede contar sobre la Revolución Mexicana? Aquí un breve episodio. 

Con la colaboración del historiador Arturo Morales Pantoja.
Por: Fernando MoralesDivulgación-CIMMYT
16 de noviembre de 2020

México.- El maíz es parte de la cultura y la identidad de los mexicanos, y no solo en un sentido retórico. El maíz es, en muchos sentidos, testigo en primera persona de la historia del país. 

El Plan de Guadalupe —que es un llamado al orden constitucional y representa la defensa de las instituciones legalmente constituidas—, por ejemplo, fue elaborado por Venustiano Carranza y Alfredo Breceda, su secretario particular, después de almorzar con café caliente y tortillas de maíz. La dieta de las tropas revolucionarias, por supuesto, también estuvo basada en tortillas. 

Más allá de lo anecdótico, el papel del maíz trasciende hasta tomar el protagonismo de varios episodios de la Revolución Mexicana: en el umbral del inicio del movimiento revolucionario una sequía provocó serias disminuciones en la producción agrícola y el aumento del precio del maíz tuvo considerables repercusiones en la economía y en las decisiones estratégicas de los revolucionarios.

El aumento en la demanda de maíz, trigo y otros productos agrícolas favoreció el contexto de crisis social. Entre 1913 y 1919 la producción de maíz y trigo se mantuvo muy por debajo del promedio anual. En 1913, por ejemplo, a penas se produjo una décima parte de lo producido en 1910. En términos generales, se estima que durante el movimiento armado la producción agrícola bajó casi 70%.

No fue raro entonces que durante los saqueos, que fueron habituales en aquella época, el maíz fuera altamente codiciado y, aunque el régimen de lluvias se normalizó eventualmente, la afectación de las formas y ritmos de la producción agrícola tuvo graves consecuencias —miles abandonaron el campo para engrosar las filas de los ejércitos y otros tantos migraron a las ciudades (particularmente a la Ciudad de México) huyendo del movimiento armado, hecho que contribuyó a un estado de inseguridad alimentaria generalizado—.

Hacia 1915, en pleno movimiento revolucionario, Oaxaca, Morelos, Campeche, Tabasco y Chiapas tenían reservas de grano para ocho meses y el resto del país solo para tres. Así, ese año la Ciudad de México experimentó una dramática crisis alimentaria y, en pocos meses, ante la escasez de granos y masa de nixtamal, en la ciudad perecieron alrededor de mil personas por inanición —registrándose incluso sucesos violentos con armas de fuego en los puestos de socorro—.

Por supuesto, la historia de los pueblos es siempre una lección en muchos sentidos. En el caso de la historia de México, narrada aquí a través del maíz, es un recordatorio de que la construcción de sistemas agroalimentarios sólidos y resilientes es fundamental para construir un futuro sustentable y pacífico. Fomentemos siempre una #AgriculturaParaLaPaz. 

Fuentes:

  • Garciadiego, J. (2010). Textos de la revolución mexicana. Caracas, Venezuela: Fundación Biblioteca Ayacucho.
  • Rodríguez, A. (2010). Historia del desasosiego: la revolución en la ciudad de México, 1911-1922. Colegio De México AC.
  • Fotografías: Fototeca Nacional.

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