La Agricultura Familiar es un concepto que agrupa a un tipo de población y de actividad económica, en ningún caso es un concepto que pretende homogeneizar una realidad compleja. Aun así, este tipo de agricultura comparte ciertas características:
- Acceso limitado a recursos de tierra y capital.
- La actividad agropecuaria/silvícola/pesquera/acuícola es la principal fuente de ingresos del núcleo familiar, que puede ser complementada con otras no agrícolas que se realizan dentro o fuera de la unidad familiar (servicios relacionados con el turismo rural, beneficios ambientales, producción artesanal, pequeñas agroindustrias, empleos ocasionales, etcétera).
- La creciente multiactividad de los agricultores y de los miembros de sus hogares.
- La explotación del predio depende directa y principalmente de la fuerza de trabajo familiar, sin perjuicio del empleo ocasional en otras actividades o de la contratación de mano de obra temporal. Podríamos decir que la Agricultura Familiar es un tipo de producción donde la unidad doméstica y la unidad productiva están físicamente integradas; la familia aporta la fracción predominante de la fuerza de trabajo utilizada en la explotación y la producción se dirige tanto al autoconsumo como al mercado.
- El lugar en donde se desarrolla la actividad productiva coincide con o se encuentra muy cerca del lugar de la vivienda.
Hoy en día, la Agricultura Familiar representa más del 80% de las explotaciones agrícolas en América Latina y el Caribe; provee, a nivel país, entre el 27% y el 67% del total de la producción alimentaria; ocupa entre el 12% y el 67% de la superficie agropecuaria y genera entre el 57% y el 77% del empleo agrícola en la región.
Asimismo, por su uso de variedades autóctonas, prácticas de conservación y mejora de suelos, su menor dependencia del petróleo y derivados y su práctica de sistemas de policultivos y silvoagropecuarios, la Agricultura Familiar juega un papel fundamental en la mitigación y adaptación al cambio climático.