El encalado es la práctica más utilizada para combatir la acidez del suelo.
Con información de Adrián Carrillo García, Assujal.
19 de abril de 2016.
Los suelos se consideran ácidos cuando tienen un pH de valor inferior a 5.5 durante la mayor parte del año. La acidez se puede clasificar en activa, intercambiable, no intercambiable y potencial, y puede ser causada por uno o varios factores: el proceso natural de producción de suelo nuevo a partir de rocas parentales de naturaleza ácida, los tipos de cultivos y el manejo del suelo. Por otro lado, la acidez del suelo puede ser causada por la remoción de nutrientes por parte de las plantas, que al remover los cationes básicos (Ca2+, K+, Na+, Mg2+) de la superficie, liberan hidrógeno (H+) para mantener el equilibrio en el interior del suelo, con lo cual se acidifica el pH.
Otro factor determinante de la acidez es el manejo que se le da al suelo. Entre las prácticas de manejo tenemos el uso de fertilizantes nitrogenados como una de las principales acciones determinantes de la acidificación. Los fertilizantes nitrogenados que forman amonio (NH4+), —sulfato de amonio, nitrato de amonio y urea— incrementan la acidez del suelo, ya que durante la nitrificación se libera H+.
Medidas de corrección
Tomando en cuenta el efecto del pH en la productividad de los cultivos, es importante no solo su determinación en el suelo, sino también conocer y cuantificar las superficies afectadas por valores extremos de este factor y dictaminar un plan de corrección de la acidez. Para conocer el pH del suelo existen dos métodos: el papel indicador, que es un diagnóstico rápido que se puede llevar a cabo en el campo, y el potenciómetro, un método más preciso y ampliamente utilizado. El encalado es la práctica más utilizada para corregir la acidez del suelo, con el que se logra establecer un ambiente más propicio en la raíz para el desarrollo de los cultivos. Existen varios materiales de encalado capaces de reaccionar con el suelo y elevar el pH, entre los que encontramos los óxidos, carbonatos y silicatos de calcio y magnesio. Por ejemplo:
- Óxido de calcio al 71% (cal viva o cal quemada), se debe aplicar de inmediato debido a que se endurece al contacto con el agua.
- Calcita o carbonato de calcio (40%).
- Dolomita (calcio-21.6% y magnesio 13.1%)
- Óxido de magnesio (60%Mg), es necesario moler finamente para que controle adecuadamente la acidez, dada su baja solubilidad.
- Metalsilicato de calcio.
La determinación de los requerimientos de cal depende de un muestreo de suelo y de utilizar una suspensión tampón (suelo-solución bufferizada). La cal se mueve muy poco en el suelo debido a que el ion CO32+ se disipa como CO2 después de las reacciones de hidrólisis. Por esta razón los efectos benéficos de la cal ocurren solamente en la zona de aplicación. Para asegurar una efectiva acción de la cal es necesario incorporarla en los 15-20 cm de la superficie, de esta forma se mezcla el material con la capa de tierra donde se concentran las raíces.
Por último, para que la cal reaccione, es necesario aplicarla en el suelo húmedo o previo al temporal. La frecuencia de encalamiento dependerá del ritmo de acidificación, para lo cual se necesita un análisis de suelo.
No te pierdas en redes sociales el hashtag #ResultadosPlataformas para conocer las investigaciones que estamos llevando a cabo en MasAgro.