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Maíz nativo, hacia una vida digna para sus productores

El Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre) es una oportunidad para reflexionar en torno a las condiciones de vida de los productores de maíz nativo. 

Por: Carlos Barragán García
11 de octubre de 2021

Oaxaca.- A más de un año de la publicación de la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo y en el marco de dos importantes conmemoraciones que ponen bajo los reflectores la producción nacional de maíz —el pasado Día Nacional del Maíz (29 de septiembre) y el próximo Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre)—, resulta oportuno reflexionar sobre las opciones que tienen los pequeños productores de maíz en Oaxaca para que su actividad agrícola no solo sea sustentable, sino también rentable. 

Oaxaca, junto con Puebla y Guerrero, está considerado como uno de los microcentros de origen y diversificación de maíz. El estado alberga en su territorio —y gracias a sus agricultores— la mayor riqueza genética de maíz nativo del país, sin embargo, es deficitario en este grano, es decir, consume más maíz que el que produce.

Además, en Oaxaca nueve de cada 10 unidades de producción agropecuarias son pequeñas, y ocho de cada 10 pequeñas unidades de producción tienen problemas de seguridad alimentaria (FAO, 2012). De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval, 2020), seis de cada 10 oaxaqueños se encuentra en situación de pobreza y se estima que el consumo de maíz representa el 50% de su ingesta calórica y el 40% de su ingesta de proteínas. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) considera a la agroecología como una contribución positiva para la erradicación del hambre y la pobreza extrema, así como un medio para facilitar la transición hacia sistemas alimentarios más productivos, sostenibles e inclusivos (Graziano da Silva, 2014). 

En esa misma línea, el doctor Efraín Hernández Xolocotzi (1913-1991) —gran parte de la exploración de este destacado etnobotánico fue apoyada por la Fundación Rockefeller, principal impulsor para la conformación de las colecciones del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), donde se resguarda la mayor parte del material recolectado por el doctor Efraín— refería que una visión diversificada e integral del sistema milpa permitía aprovechar el espacio, la naturaleza y el territorio, así como la combinación de producción agrícola y ganadera de traspatio, producción acuícola, producción artesanal, extracción de recursos de los bosques, etc. 

¿Cómo trasladar este enfoque agroecológico a la realidad de Oaxaca? Parte de la respuesta está en la experiencia de pequeños productores oaxaqueños como Hugo Miguel Santiago, de 36 años. Él siembra seis diferentes tipos de maíces: cinco maíces nativos, o criollos —asociados con frijol y calabaza—, y un criollo mejorado que se siembra a mayor densidad en comparación de otros criollos —este material lo obtuvo en 2018 durante un evento demostrativo del CIMMYT donde se difundió este y otros cultivos. Este criollo mejorado, en particular, fue desarrollado por el señor Antonio Chávez Jiménez a partir de la cruza de un Tuxpeño amarillo y un Bolita blanco—.

Si bien el total de la superficie cultivada por Hugo no sobrepasa una hectárea, gracias a su experiencia como productor y a la implementación de diversas tecnologías sustentables promovidas por el CIMMYT logró incrementar sus rendimientos y hace dos años comenzó a comercializar parte de sus excedentes de producción de maíz blanco y negro a Xub Maíz, una tortillería de maíces nativos ubicada en la ciudad de Oaxaca de Juárez. 

Por supuesto, el proceso para optimizar el sistema de producción no fue sencillo ni automático, ya que inicialmente Hugo y su familia priorizaron incrementar su número de animales de graja. La cría de gallinas, gallos de pelea, conejos, cerdos, toros, chivos, borregos y conejo constituye una importante fuente de ingresos para muchas familias en Oaxaca, lo cual hace que algunas veces no consideren alternativas para su producción agrícola, realizándola básicamente para el autoconsumo. 

Actualmente Hugo y su familia continúan con la crianza de ganado menor, pero también tienen un pequeño huerto de hortalizas y ya consideran nuevas posibilidades para su producción de maíces nativos. Por ejemplo, debido a los problemas de sequía recientes —el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) prevé que, en los próximos 24 años, Oaxaca será más árido por una disminución significativa de las lluvias(6%) y un aumento de la temperatura (2°C)—, este año establecieron una parcela de evaluación de maíces nativos negros. La intención es identificar cuál puede tener una mejor respuesta en el territorio para abastecer este nicho de mercado. 

Si bien la conservación del maíz nativo es importante y acapara los reflectores de la opinión pública, esta no será viable si no se adoptan prácticas sustentables que le permitan a los pequeños productores adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático y la degradación de los suelos. Más aún, la producción sustentable de maíces nativos no será viable si los productores no pueden aspirar a una vida digna desde su labor en el campo. 

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