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MasAgro, una acción para hacer frente a la desertificación

Para combatir la desertificación que favorece la subalimentación y la migración, MasAgro promueve diversas prácticas sustentables orientadas a un mejor aprovechamiento del agua y a la conservación y recuperación de suelos.

Por: Divulgación-CIMMYT
22 de junio de 2020

Texcoco, Edo. Méx.- La desertificación es un tipo particular de degradación del suelo que ocurre en tierras secas y puede tener efectos ambientales y sociales muy graves, como la subalimentación y la migración. Se estima, por ejemplo, que 74% de las personas en situación de pobreza en el mundo son afectadas directamente por la desertificación. Por eso, la lucha contra este fenómeno no solo se ha plasmado entre las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (luchar contra la desertificación y rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones), sino que también es el propósito del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebra cada 17 de junio.

México tiene aproximadamente 125 millones de hectáreas de tierras secas (zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas), que representan cerca de 65% del territorio nacional. Lamentablemente, la desertificación afecta a 43% de esas hectáreas, potenciando el riesgo de que las tierras de cultivo que ahí se encuentran se vuelvan improductivas. Por su vinculación con la inseguridad alimentaria y los procesos migratorios, la desertificación es un proceso que es fundamental combatir.

La desertificación es diferente a la formación de desiertos, pues esta no solo es inducida por las variaciones climáticas, sino que es causada —fundamentalmente— por la actividad humana (prácticas agrícolas inadecuadas, sobrepastoreo, deforestación, sistemas de irrigación inapropiados e —incluso— dinámicas socioeconómicas poco pertinentes que favorecen la pérdida de la cobertura vegetal que protege al suelo). Además, disminuye la productividad y la riqueza biológica de los suelos, ocasionando infertilidad, salinización y alteración de los ciclos biológicos, entre otros problemas.

Ya que casi la mitad de la superficie agrícola del país se encuentra en tierras secas, MasAgro ―programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)― desarrolla ciencia aplicada al campo y promueve prácticas agrícolas sustentables (particularmente las orientadas a un mejor aprovechamiento del agua y a la conservación y recuperación de suelos) que permiten mitigar la desertificación en la superficie agrícola.

En diversas zonas semidesérticas, por ejemplo, se ha identificado que los suelos se han adelgazado y tienen bajo contenido de materia orgánica, por lo que su productividad ha disminuido de forma significativa. En plataformas de investigación de MasAgro instaladas en esas zonas —como la de San Juan del Río I, en Querétaro—, se han hecho estudios y validado prácticas que permiten hacer productiva la agricultura de temporal en zonas donde la precipitación es escasa o errática.

En comparación con la labranza convencional —en la que prácticas como el movimiento continuo del suelo favorecen la degradación—, las prácticas fomentadas por MasAgro en tierras secas han permitido obtener mayores rendimientos incluso en condiciones de sequía prolongada. Destacan el establecimiento de camas permanentes (arreglo que permite hacer un uso más eficiente del agua), la mínima labranza (que favorece a la estructura del suelo y evita la degradación física), la diversificación de cultivos (para incluir cultivos con menor consumo de agua), el aprovechamiento del rastrojo (para evitar la erosión del suelo y conservar humedad) y el Manejo Agroecológico de Plagas (que reduce la probabilidad de degradación química).

Además, la Agricultura de Conservación —cuyos principios básicos son la cobertura del suelo con rastrojo, la mínima labranza y la diversificación de cultivos— permite reducir el problema de los suelos salinos (efecto común de la degradación). En la plataforma de investigación Francisco I. Madero —ubicada en el Valle del Mezquital, Hidalgo—, diversos estudios confirman que los suelos trabajados con este sistema presentan una menor concentración de las principales sales que originan el problema, por lo que —al implementarlo— los productores están impidiendo la presencia de la “costra blanca” sobre la superficie de sus parcelas y evitando efectuar gastos extras en la compra de yeso agrícola para equilibrar la alcalinidad del suelo.

Otros efectos notables de la Agricultura Sustentable que promueve MasAgro son que permite acumular materia orgánica; reducir la erosión eólica e hídrica, que favorecen la pérdida de suelo (en promedio, un centímetro de suelo puede necesitar hasta miles de años para formarse, por lo que cada gramo preservado es importante); disminuir la emisión de gases de efecto invernadero (al evitar quemas agrícolas y reducir el número de pasos de maquinaria); incrementar la captura de carbono; y desarrollar una agricultura resiliente frente al cambio climático, el cual agudiza la desertificación, las inundaciones y las sequías.

Este Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, celebrado bajo el lema “Alimentos. Forrajes. Fibra”, es momento oportuno para recordar que México cuenta con iniciativas como MasAgro, las cuales constituyen una acción por el suelo para hacer una planificación más eficiente del uso de la tierra a través de prácticas más sostenibles, pues —al igual que el agua— es un recurso limitado que se debe proteger.

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