Irapuato, Gto.- En la ranchería La Purísima de Covarrubias, en Irapuato, Guanajuato, María del Refugio Galván Linares cultiva sus tierras de manera innovadora. Su afecto por la agricultura es evidente. Para ella, no se trata sólo de una actividad más sino de preservar un vínculo profundo, pues es la herencia de sus padres y su medio de vida y el de su familia. “A mí me gusta mucho la agricultura; ese es mi fuerte. Yo me siento orgullosa de mí, y le doy gracias a mi padre por haberme enseñado que la tierra es lo mejor que hay, porque el campo es generoso; a quien realmente lo ama y lo quiere trabajar, claro que le deja”, comentó.
Recientemente, de la mano del ingeniero Sinué Pérez Castillo —colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— conoció la Agricultura de Conservación, y manifiesta su entusiasmo por los resultados que ha visto en los cultivos en que rota maíz y cebada. “Apenas estamos iniciando, pero este año que pasó no barbeché y tuve buena cosecha. Me ahorré lo de la barbechada, lo de la rastreada. A mí me fue bien. Aprendí que para sembrar ya no hay que mover la tierra, solo hacer la raya más honda para que el agua camine bien. Así no se hace tanta inversión y hay mejores resultados”, mencionó.
La mínima labranza del suelo no es la única innovación que María del Refugio ha implementado. “Entre los cambios que hemos hecho está aprovechar el rastrojo para ya no quemar ni perjudicar la tierra. Le llaman basura, pero no lo es. Usándolo para cubrir el suelo, retiene la humedad. Ahora tenemos el plan de darle rotación para que vaya quedando abajo y así aprovechemos el agua todavía más”, explicó la productora.
Con respecto al agua, HEINEKEN México y el CIMMYT impulsan el proyecto Cultivando un México Mejor, precisamente para ahorrar agua en los cultivos de cebada mediante la implementación de prácticas sustentables derivadas de la Agricultura de Conservación. En relación con la idea de participar en este proyecto de sustentabilidad, María del Refugio comentó: “yo con este proyecto confío en que vamos a estar mejor todos. Estoy tranquila porque los ingenieros del CIMMYT me han apoyado mucho, me sacan de dudas, no me dejan sola y me inspiran confianza; así como el proyecto me inspira confianza”.
Y continuó diciendo: “el proyecto me parece muy buena idea. ¿Sabe por qué? Porque con la Agricultura de Conservación se ahorra tiempo y dinero, y —además— cuida uno el agua. A mí no me gusta tirar el agua, porque luego nos lamentamos de que ya no tenemos. Entonces, si tenemos ahorro de agua, aprovechamiento del rastrojo y más humedad, pues es muy buena idea. Así que, si esta siembra me salió buena, la próxima me va a salir mejor. A mí el panorama de aquí para adelante me resulta bueno, porque ¿se imagina todo lo que uno ahorra?: tiempo, agua y también dinero”.
Para esta productora de Irapuato, innovar ha sido el camino para preservar el legado de su familia; por eso aconseja a todos los productores a que “le tengan amor a la tierra. Si nuestros padres la cuidaron para después heredárnosla, no se vale que hoy la sembremos nada más así; hay que cuidarla. ¿Cómo? Pues de una manera muy fácil: sembrar sin barbechar. Ya debemos hacer un cambio, uno que le sirva a la tierra y que nos sirva a nosotros”.