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Soluciones adecuadas para suelos compactados

El excesivo número de pasos de maquinaria trae como consecuencia la compactación del suelo. La labranza vertical es una alternativa adecuada para esta situación. 

Por: Edgar Martín Miranda GamboaColaborador del Hub Península de Yucatán y representante del grupo de Productores Maíz Criollo Kantunil.
22 de marzo de 2021

Tekax, Yuc.- En el Ejido San Antonio, municipio de Tekax, Yucatán, viven los productores Rodolfo May Caamal y Manuel de Jesús Ek Balam, socios de la Asociación de Productores Mixtos Agropecuarios del Sur de Yucatán (APROMASY), una organización de productores que surgió con el apoyo de Educampo. 

Desde el año 2019, Rodolfo y Manuel han aplicado principios de Agricultura de Conservación en sus parcelas —en colaboración con el Hub Península de Yucatán del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— como una alternativa para reducir y evitar la compactación que limita la funcionalidad y productividad de sus suelos. 

En la región se siembra maíz, soya y sorgo en un esquema de agricultura mecanizada de temporal, por eso es normal encontrar compactación del suelo y piso de arado —una capa tan compactada que no permite que las raíces de los cultivos la traspasen— a una profundidad de tan solo 25 o 35 cm; por supuesto, esta compactación limita el desarrollo de los cultivos y la infiltración del agua.

Obtener un diagnóstico de las parcelas de Rodolfo y Manuel fue fundamental para el equipo técnico del Hub Península de Yucatán, ya que en Tekax el 62% de la tierra no es apta para la agricultura —en una considerable parte del territorio crece la selva— y, como en gran parte de la Península de Yucatán, los suelos generalmente tienen escasa profundidad y gran cantidad de piedras o afloramientos de roca, así que ya sean unos cuantos metros cuadrados o varias hectáreas, el suelo es un recurso muy valioso. 

Derivado del diagnóstico se propuso realizar una labranza vertical o subsoleo —una técnica que permite aflojar el suelo, pero sin removerlo— y evaluar su efecto. Así, se instaló una parcela demostrativa. Si bien el primer ciclo no se concretó la producción de frijol debido a eventos climáticos, en el siguiente ciclo —cuando se cultivó soya— el efecto del subsoleo fue notablemente favorable y permitió lograr un rendimiento promedio de 2 toneladas por hectárea.

Además del mínimo movimiento del suelo —que favorece su estructura—, los productores han comenzado a cubrir sus parcelas con el rastrojo del ciclo anterior —para incrementar la materia orgánica entre otros beneficios—.  Su participación, y la de organizaciones como APROMASY, es importante para la difusión de prácticas sustentables que permitan cuidar un recurso tan valioso y limitado como el suelo. 

Aunque es necesario continuar con la evaluación del efecto de la labranza vertical en Tekax e integrar otras prácticas sustentables, la experiencia generada hasta el momento tiene el potencial de impactar a una gran cantidad de productores y hectáreas con una Agricultura Sustentable.

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