El suelo es el medio en el que crecen las plantas que usamos como alimento. Entender la fertilidad del suelo es entender una necesidad básica de la producción de cultivos. La fertilidad del suelo es una cualidad del suelo que consiste en la capacidad de suministrar las condiciones necesarias para el crecimiento y desarrollo de las plantas.
Sólo 5% de la capa cultivable del suelo es materia orgánica, por eso es importante dejar el residuo del cultivo anterior.
Un suelo fértil no es necesariamente productivo. Factores como mal drenaje, insectos y sequía, pueden limitar la producción, aún cuando la fertilidad del suelo sea adecuada.
El uso inteligente de fertilizantes (aplicar lo que el suelo necesita) evita el deterioro del suelo y apoya la economía de productor. Existen tres tipos:
1. Orgánicos: derivan de los restos o subproductos de un organismo.
2. Químicos o inorgánicos: consiste en controlar la siembra a través de la cero labranza. No se laborea el suelo, sino que se siembra en forma directa.
3. Biológicos: son cultivos de bacterias y hongos que se agregan a las semillas o los suelos para aumentar la cantidad de nutrientes en las plantas.
Los Macronutrientes son los nutrientes que las plantas asimilan con mayor voracidad: nitrógeno, fósforo y potasio.
Al crecer un cultivo y recoger la cosecha, también se retiran nutrientes del suelo y otros se pierden en escurrimientos y por erosión. Esos nutrientes deben ser remplazados para asegurar la producción o para optimizarla. Para saber qué nutrientes necesita el suelo, es importante hacer un análisis de éste. Se deben obtener muestras de suelo para que sean analizadas en un laboratorio.