Etchojoa, Son.- David Rochín Ley es un productor sonorense que ha implementado la Agricultura de Conservación en el cultivo de soya. Anteriormente ya ha obtenido buenos resultados al establecer soya en seco con este sistema de producción (te invitamos a leer: Agricultura Sustentable al pie del cerro Tetakawi https://idp.cimmyt.org/agricultura-sustentable-al-pie-del-cerro-tetakawi/) y más recientemente lo ha hecho, pero con siembra en húmedo, estableciendo 100 hectáreas de soya sobre rastrojos de trigo durante el ciclo primavera-verano 2020.
De acuerdo con la experiencia de este productor—socio de la Unión de Crédito Agrícola del Mayo (Ucamayo)—, la Agricultura de Conservación baja costos de producción, mejora sus rendimientos, baja la incidencia de plagas —como la mosca blanca y el gusano trozador—, optimiza el consumo de agua —regularmente ahorra de uno a dos riegos de auxilio y hasta tres cuando los años son lluviosos— y optimiza fechas de siembra, aspecto particularmente relevante para él porque una de sus grandes preocupaciones es evitar al máximo siembras tardías porque estas acarrean problemas de plagas, dan bajos rendimientos y además implica el riesgo de levantar la cosecha en la época de lluvias.
David Rochín comenta que los ahorros que ha tenido al implementar Agricultura de Conservación oscilan entre los $2,800 y los $3,200 por hectárea. Además, en términos del desarrollo del cultivo la experiencia ha sido muy buena para el productor ya que el estrés hídrico de la soya se ha reducido considerablemente gracias a la cobertura de suelo con el rastrojo del cultivo anterior.
Otro de los beneficios de haber implementado este sistema es que la incidencia de malezas se ha ido reduciendo ciclo tras ciclo. La combinación de cultivos, los deshierbes manuales y el uso racional de herbicidas adecuados le han permitido hacer un control más eficiente de las plagas. De hecho, la incidencia de mosquita blanca ha sido considerablemente baja con este esquema y, considerando además que la presencia de gusanos defoliadores ha sido normal con respecto a la labranza tradicional, la Agricultura de Conservación no ha ocasionado un gasto extra en el control de plagas, por el contrario, ha significado un ahorro.
El productor comenta que cada año se adaptan y mejoran los equipos de maquinaria agrícola tanto de siembra como de cultivo, lo que ha permitido obtener mejores siembras, con menores problemas de malezas y mejores rendimientos —los cuales han estado entre 2.0 y 2.7 toneladas por hectárea—. En conjunto, estas condiciones han motivado a David Rochín a destinar recursos para la compra de equipos agrícolas especializados para Agricultura de Conservación y también para comprar insumos, como biofertilizantes, para mejorar la microbiología de sus suelos.