Santa María Teopoxco, Oax.- Por sus características (pendiente, textura, estructura, profundidad y drenaje, entre otras), los suelos en laderas son frágiles, es decir, susceptibles de sufrir erosión severa por acción de la lluvia (y del viento, particularmente cuando quedan descubiertos después de los cultivos o las quemas agrícolas). El relieve accidentado de las laderas favorece la erosión (la Semarnat estima que casi 75% de la superficie de Oaxaca podría estar afectada por la erosión hídrica) y la pérdida de suelos y limita la productividad agrícola. Hay regiones de Oaxaca, como Cañada, donde las tierras de cultivo están mayormente en terrenos de ladera. A través del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’ ―impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)―, la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) promueve en esa región de Oaxaca prácticas sustentables que contribuyen a disminuir la erosión de los suelos e incrementar la rentabilidad de las parcelas. La siembra en contorno (es decir, en contra de la pendiente) y la cobertura del suelo —tanto con residuos del cultivo anterior como con coberturas vivas (como las leguminosas)— son algunas de esas prácticas que contribuyen a disminuir el escurrimiento de agua y la pérdida de suelo, pues mejoran la infiltración del agua de lluvia y protegen el suelo del impacto del agua y el viento. Aunque son granos pequeños, las leguminosas brindan grandes beneficios a los terrenos en laderas:

• Mejoran la fertilidad del suelo (aportan materia orgánica; capturan nitrógeno de la atmósfera, convirtiéndolo en sustancias nutritivas para las plantas; y —además— pueden mejorar la disponibilidad de otros nutrientes como fósforo, hierro y zinc).
• Ayudan a controlar malezas (al formar una capa densa en el suelo).
• Pueden mejorar el rendimiento y la calidad de los cereales cuando se cultivan asociados con estos.
• Logran una mayor tolerancia al estrés por falta de agua y funcionan mejor que los cereales en suelos pobres.

Además de estas propiedades, muchas leguminosas son una valiosa fuente de alimento para las familias, de manera que se consideran un componente importante para incrementar la rentabilidad de los sistemas de cereales. De forma empírica, los productores de Santa María Teopoxco (en la región Cañada) saben que si siembran una leguminosa un ciclo antes del maíz, obtendrán mejores rendimientos. Sin embargo, por diversos factores y el predominio de la labranza convencional (roza, tumba y quema), el aprovechamiento de las leguminosas y del rastrojo no son prácticas generalizadas. Don Anselmo Hernández es uno de los productores que participa en el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT. Él se “atrevió”, como dice, a realizar nuevas prácticas que a ojos de sus vecinos “son una locura” o “una pérdida de tiempo”. En el ciclo otoño-invierno 2019 sembró chícharo solo con la humedad que quedaba en el suelo, sin moverlo y dejando el rastrojo del maíz del ciclo previo. Para su sorpresa, esta leguminosa creció y floreció. “Aquí, para sembrar chícharo, teníamos que tirar la semilla y luego pasar el arado, pero ahora comprobé que sin mover el suelo la semilla creció y dio flor. Además, mantiene el suelo”, comenta don Anselmo, quien —además de obtener beneficios económicos con esta práctica (por los ahorros que representa)— controla las malezas y podría mejorar sus rendimientos de maíz en el ciclo siguiente por efecto del nitrógeno fijado durante el periodo de barbecho. Si deseas conocer más sobre los beneficios de la diversificación de cultivos y el proyecto, suscríbete a este boletín o síguenos a través de nuestras redes sociales usando el hashtag #DiversificaNutreVincula.