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Sí es posible cultivar cebada con menos agua

Noé Gándara es un productor de cebada de Guanajuato que participa en el proyecto Cultivando un México Mejor, de HEINEKEN México y el CIMMYT. Brinda su testimonio sobre cómo la producción sustentable de cebada lo ha beneficiado. 

Por: Fernando Fernández DuarteCyASA
8 de febrero de 2021

Salvatierra, Gto.- Debido a que el agua es un recurso cada vez más limitado, el cultivo de cebada en Guanajuato busca ser resiliente. La Agricultura Sustentable es una de las alternativas más esperanzadoras para que los productores de cebada optimicen el consumo de agua y, así, continúen con su actividad productiva. 

Noé Gándara, por ejemplo, es un productor guanajuatense (del Rancho San José del Carmen, en Salvatierra) de alta escala de tecnificación que decidió apostar por la producción sustentable de cebada participando en un proyecto que le ha permitido tener ahorros tanto en los costos de producción como en el consumo de agua a través de prácticas como la Agricultura de Conservación (que implica la cobertura del suelo con los residuos agrícolas de la cosecha anterior).

Se trata de Cultivando un México Mejor, un proyecto impulsado por HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) con el que productores de cebada están recibiendo capacitación (en temas como manejo de rastrojos, fertilidad integral y nutrición en cebada) y acompañamiento técnico, para implementar innovaciones agrícolas sustentables y así optimizar el uso de agua. 

Noé Gándara siembra alrededor de 300 hectáreas de cebada en el ciclo otoño-invierno y maíz en primavera-verano. Con la asesoría de los técnicos del proyecto, en el pasado ciclo otoño-invierno estableció una parcela (con grano de la variedad Esperanza a una densidad de 150 kg/ha) en la cual dejó 100% del rastrojo de maíz y, haciendo la comparación, comenta que “se gasta más dinero sembrando de forma convencional que con Agricultura de Conservación”.  

Como menciona el productor, en la zona sembrada de forma convencional implica aplicar amoníaco y para ello es necesario hacer barbecho, rastra, nivelación y aplicación; además del acondicionamiento de la parcela para sembrar y fertilizar. Este movimiento continuo del suelo no solo incrementa los costos de producción de forma considerable, sino que favorece el deterioro del suelo. 

En la parcela del productor, las prácticas sustentables (que incluyen arreglo topológico a siete hileras en camas anchas, disminución de la densidad de siembra y fertilidad integral con base en el análisis de suelo) le reportaron diversos beneficios; la cobertura con rastrojo, particularmente, le ayudó a retener la humedad en el suelo por más tiempo y, consecuentemente, a optimizar el uso del agua. 

Por los resultados obtenidos, Noé Gándara está convencido de cambiar su forma de trabajar y afinar sus prácticas agrícolas, tanto para ahorrar costos y obtener una mayor rentabilidad, como para cuidar los recursos naturales. De hecho, inicialmente solo había establecido Agricultura de Conservación en 30 hectáreas, pero debido a los beneficios observados, terminó por implementarla en toda su superficie de siembra, lo cual lo llevó a ser un productor de Grano Comercial a un productor de Reproducción de Semilla.

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